17 febrero, 2013

Isla de Corvo

Corvo tiene una superficie de 17 km2, y es la isla más pequeña del archipiélago de las Azores, y también la situada más al norte. Además es la más aislada de Europa. Fue originada por un único volcán que registró su ultima actividad hace unos dos millones de años. 


La distancia para llegar a su vecina del sur, Flores, es de 24 kilómetros que en lancha motora tarda alrededor de una hora. Desde 1993 cuando fue construido el aeropuerto con su pequeña pista de 850 metros, también podemos llegar por aire con los aviones que cubren la ruta desde Flores o Faial.


El caldeirao es uno de los cráteres de visita obligada, impresionante con sus 3.5kms de circunferencia y domina la vista del norte de la isla. Este volcán ya no es activo desde hace mucho y en su zona mas se encuentra el punto mas alto de las isla, lo 718 metros del Morro dos Homens. Uno de los muros empinados cubren el suelo del cráter que se encuentra a una profundidad de 300 metros. 


Desde el cráter, sus vertientes norte, este y oeste son muy empinadas y escarpadas. Sólo en la vertiente sur las laderas se suavizan hasta llegar a a una ligera ondulación que permite cultivar vegetales como el maíz o lo melones, donde el ganado y los caballos salvajes pastan apaciblemente durante todo el año y donde se levanta Vila Nova do Corvo. El litoral de Corvo es muy rocoso, con acantilados de todos los tamaños que casi no permiten la formación de bahías y con numerosos islotes y bancos que se convirtieron en terribles trampas para los primeros pobladores de la isla.


La isla en los tiempos de mayor auge contó con más de 1000 habitantes a finales del S XIX. En la actualidad cuenta con aproximadamente 400. La principal fuente de ingresos para los lugareños se centra en la agricultura y ganadería, siendo la producción de queso la más importante. El número de vacas en la isla duplica sobradamente a los de habitantes.


La gente en la isla es amistosa y la llegada de visitantes es algo que se recibe como una interrupción de la monotonía del día a día. Todos se conocen entre ellos, por lo que generalmente las puertas no se cierran nunca con llave.

Un lugar muy tranquilo, pero que no dispone de alojamientos para los turistas. Si viajamos a la isla de Flores, es recomendable tomar una lancha, pasear y disfrutar de una pequeña isla llena de encanto, en la que podemos bucear, realizar senderismo,disfrutar de una pequeña ruta de ciclismo de montaña u observar la aves que allí habitan.

Fuente: azores-islands.info

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