Siguió ardiendo entre los años 60 y 70. Durante ese tiempo muchos vieron afectada su salud por la inhalación de monóxido de carbono.
En 1979 la gente de dio cuenta del grave problema de pueblo, cuando el propietario de la gasolinera, de casualidad, insertó una vara para verificar el nivel de combustible. Al retirarla, ésta estaba caliente y entonces bajó un termómetro amarrado a una cuerda. Al sacarlo se sorprendió al descubrir que estaba a 78ºC.
Tras esto, en 1984 el Congreso de EE.UU. asignó un fondo de 40 millones de dólares para la reubicación de sus habitantes. La mayoría aceptó la indemnización y se mudaron a pueblos vecinos.
En la actualidad solo quedan un puñado de casas en pie, y el lugar parece sacado de un videojuego.
Los inicios del fuego se encuentran a 1600 metros de profundidad y algunas chimeneas expelen humo al sur de municipio como es el caso de la situada en la estatal 61, que fue cerrada en 1990 por la aparición de enormes grietas en la superficie (como vemos en la foto superior)
De momento no existe ningún plan para extinguir el incendio, que consume una veta de unos 13 km de extensión, con suficiente carbón para estar en estas condiciones por 250 años más.
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