El nombre de este lugar proviene de lençóis, que en portugués significa sábanas. Durante los meses de junio a septiembre, llueve de manera abundante sobre los menados, acumulando agua y conformando grandes estanques de agua color verde azulado. El registro anual de agua de lluvias es muy superior a cualquier otro desierto, pues llega a ser 300 veces superior al del Sáhara.
Durante el período de sequía, las lagunas se evaporan por completo quedando como cualquier otro desierto, escondiendo este gran secreto que ningún otro sitio posee. Tras la temporada de lluvias, las lagunas son hogar de varias especies de peces, tortugas y almejas, llenando de vida el lugar como si jamás se hubiese ido el agua de allí. Una de las hipótesis para explicar el fenómeno es que los huevos de los peces, cangrejos, etc, se mantienen vivos en la arena, explotando cuando las lluvias vuelven.
La espectacularidad de este paisaje radica en su arena blanca, y sus dunas de 20 metros de altura que ofrece un paisaje como si de otro mundo se tratase, capaz de cambiar con el simple soplo del viento.
La temperatura promedio de este lugar ronda los 30ºC. Existen diferentes lagunas, pero la más famosa es la llamada Laguna Azul, donde se pueden encontrar el hogar de numerosos cangrejos y avistar gran cantidad de pájaros de la región.
Un lugar que sin duda hay que visitar si vais a Brasil, maleta en la espalda con abundante agua y mucha crema solar, y sobre todo una cámara de fotos.
Fuente: lareserva.com
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